21/5/11

Reflexiones en la “Jornada de reflexión”

Acaba el día cargado de esperanzas.
Lo hecho, hecho está.
Y, eso, no lo puede borrar nada, ni nadie.
Lo que “digan” mañana las urnas hoy resulta imposible saberlo, aunque muchos seamos impenitentemente optimistas.
Pero “ha ocurrido”.
Por fin, tras largos años de desidia, de connivencia, de silencio, de impotencia, de rabia, según los casos, la “masa” está fermentando y por unos días hemos dejado de mirar nuestro propio ombligo y hemos levantado la vista al frente.
Algunos estamos a punto de rejuvenecer 40 años ¡que se dice pronto!, otros acaban de mirar al horizonte de “lo colectivo” y descubrir la fuerza de ir de la mano de los otros sin pretender competir, ni ser el primero, sino simplemente uno más, en la medida en que comparte los mismos deseos.
Enhorabuena: esa fiebre es un claro síntoma de buena salud mental y moral y no hay que curarla.
Ojalá nos dure a unos y a otros, a los que la recuperamos y a los que la descubrieron.
En esta tesitura el cuerpo pide “guerra”, sacarnos de una vez la mugre de esos años de plomo y acabar de una vez por todas, con tanta mediocridad, desfachatez, latrocinio e injusticia. 
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!

Como en el poema de Rafael Alberti.

¡Adelante! pero meditemos; no vayamos a caer en aquello de “Se levantó el perezoso, y prendió fuego al pajar”

Y no lo digo porque “este pajar” me preocupe demasiado. Al fin y al cabo, si lo miramos bien, no es nuestro y nos quieren condenar a “trabajos forzados” para mantenerlo en pie.

Mi preocupación es que, si no planificamos el “incendio”, estaremos condenados a no lograrlo y, además, correremos el riesgo de “morir en el intento”.

Viene esto a cuento de la conveniencia de bajar de la nube de la euforia y poner los pies en el suelo para que ese caudal de desprecio y rabia no se disperse y lo absorba “el sistema” que, no lo olvidemos, está muy bien montado, es inmenso y dispone de múltiples defensas y mecanismos de engaño para hacernos apuntar a dónde no le duele.

Ignoro la decisión que tomarán las asambleas de las acampadas, pero, si mi opinión vale de algo, recogería cuidadosamente “el petate” y cambiaría “de tercio”.

La Puerta del Sol y las demás plazas de este país y del mundo, van a seguir ahí, esperándonos hasta que se produzca a la próxima “pifia” del sistema y, como dice mi buen amigo Salvador, “No os preocupéis que no pasarán ni veinte días antes de que la caguen (son como caballos en desfile, marchan soberbios al tiempo que cagan)”
Entretanto hay que cambiar de escenario y ampliar horizontes y buscar objetivos “alcanzables”, los hay de sobra, inaplazables y estratégicamente “decisivos”
Portugal y Grecia (por poner lo más cercano) están esperando el aliento de los ciudadanos europeos para plantar cara a sus propios gobiernos y obligarles a plantar cara a su vez a esa “madrastra europea” que primero les ha quitado el pan y ahora quiere quitarles “el país”.
Los portugueses tienen elecciones generales el próximo domingo día 5 de junio y el PSOE y el PP portugueses (Partido Socialista Portugués y Partido Socialdemócrata) ya anunciaron que “gane quien gane” cumplirán las órdenes del FMI y “los mercados” para garantizar los pagos a que les obliga el dinero que les prestarán para que puedan pagar a “la banca” y los “fondos de inversión”.
No estaría de más que se materializara el espectro de José Saramago y como fantaseaba en el Ensayo de la Lucidez se produjera algo parecido a la deserción de la masas.
O, al menos, ya que eso es impensable, que los dos grandes partidos recibieran una bronca similar a la de aquí.
En resumen, mi propuesta es la de una “retirada ordenada” con “armas y bagajes” de las plazas de hoy, para acudir a otros “foros” de reflexión, entrenamiento, organización y compromiso, hasta el momento en que nos toquen suficientemente las narices y tengamos que volver a “las Puertas del Sol” de cada ciudad.
Al fin y al cabo la “guerra de guerrillas” es la táctica de los “pequeños” cuando se enfrentan a los “grandes”. Y que nadie lo dude, éstos lo son y mucho.
Mañana a muchos les tocará hacer “recuento de daños” y vaya usté a saber que habrá pasado.
Pero, de momento, ¡Que nos quiten lo bailao!

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