29/8/11

El fondo de la cuestión. (nuevo intento de estafa política)


Como en 2004 les falló el “truco legislativo” de camuflar lo que no era más que un catálogo de recetas neoliberales dentro del Tratado Constitucional Europeo (se opusieron Francia y los Países Bajos), han decidido aprovechar el momento de desbarajuste y pánico económico que esas mismas recetas neoliberales han generado (la doctrina del Shock), para completar la estafa intentando nuevamente la jugada.

Esta vez a nivel de las propias constituciones de cada país, con el fin de poner los últimos clavos en el ataúd de los derechos ciudadanos.
Aún recuerdo los rapapolvos recibidos de mis amigos (progresistas y supuestamente bien informados), cuando confesé que pensaba votar en contra en el referéndum que se celebró en 20 de febrero de 2005 en el que, con una abstención del 57,67 %, se ratificó aquel engendro, llamado Tratado Constitucional Europeo, que afortunadamente no llegó a entrar en vigor gracias a la lucidez de nuestros vecinos franceses que, una vez más, (ya lo hicieron en los años 80 con el Acuerdo Multilateral de Inversiones), bloquearon su aprobación rechazándolo en su propio referéndum (54,87 % votos en contra).
Bueno: pues aunque finalmente nos colaron ese “gol” por la puerta falsa del Tratado de Lisboa (13 de diciembre de 2007), ya sin consultas populares ni esas zarandajas, dado que había quedado acreditado que los ciudadanos no sabemos votar lo que (a “ellos”) conviene, vuelven a la carga para que seamos los propios ciudadanos los que firmemos nuestra propia sentencia de esclavitud perpetua al “dios de los mercados”.
Esa y no otra es la razón oculta de tantas prisas por aprobar algo que no se pondrá en funcionamiento hasta por lo menos el año 2018 (o quizá más tarde).

Y, al igual que en ocasiones anteriores, la receta lleva un ingrediente oculto que una vez “ingerido” (es decir, una vez aprobada la modificación constitucional) resultará letal para la supervivencia del mal llamado Estado de Bienestar que no es otra cosa que el conjunto de derechos sociales que hasta el presente hemos venido disfrutando una parte de los ciudadanos europeos.
No me alargo más en explicaciones, pero presiento que nuevamente la ciudadanía va a ser engañada ocultándole, una vez más, que lo que se ventila en la previsible reforma constitucional no es otra cosa que elevar a rango político (irreversible) las pretensiones del sistema financiero internacional, otorgando carta de obligación constitucional al pago preferente de los dineros que nos presta la banca (a precio de oro) con el dinero que nosotros le prestamos (a precio de saldo) para evitar la insolvencia en la que se encuentra inmersa por su propia rapiña e irresponsabilidad.
Carlos Martínez García lo describe razonablemente bien en este artículo publicado hoy mismo en la página de ATTAC.
Vale la pena leerlo pues, tal vez, si muchas personas nos concienciamos de lo que se nos viene encima, tal vez digo, seremos capaces de evitar este nuevo atraco auspiciado por los poderes económicos y perpetrado con la complicidad de dos partidos para quienes, desde hace ya algún tiempo, los ciudadanos somos simplemente un estorbo, salvo el día de las elecciones en que nuevamente apelarán a la responsabilidad y el voto útil.
El mío por lo menos, lo tienen difícil

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