27/11/11

Que los árboles de los “escaños” no nos impidan ver el bosque de la “realidad”


Alguna gente de mi entorno se sorprende por mi aparente impavidez a la hora de valorar los recientes resultados electorales y los tiempos que se nos avecinan.
Efectivamente no me impresionan los resultados del Partido Popular (más o menos algo así esperábamos todos), ni me encarnizo en poner a caer de un burro a los “perdedores” del PSOE (incluso reconozco que el Sr. Rubalcaba, pese a su pasado reciente, lo ha hecho lo mejor que ha podido) ni me conmuevo especialmente por “el subidón” de Izquierda Unida, ni tampoco por el de UPyD, o los muchos (y parlamentariamente “estériles”) votos obtenidos por EQUO.
Asumo que alguien piense que tengo la sangre de horchata, pero lo cierto es que, a efectos administrativos, se han cumplido todas las previsiones, y los resultados simplemente evidencian el importante sesgo de una Ley Electoral diseñada por y para los partidos “de orden”; es decir aquellos a quienes los poderes fácticos consideran “de fiar”.
Sin embargo tengo la sensación de que una cosa es la composición del futuro Parlamento y el nuevo Gobierno y otra, muy distinta, la realidad social que éstos van a tener que administrar.

Espero, y deseo, que esta nueva “legislatura” sea el comienzo de una nueva etapa en la que la “voz de la calle” tenga mucho que decir y no pueda ser olímpicamente ignorada como hasta el presente.
Nos van a ayudar los “mercados” tocándonos las narices, la señora Mérkel y el señor Sarkozy, manteniendo la vista fija en su propio ombligo, la patronal, la banca y los promotores con sus consignas de “lo mío, lo primero”, el señor Artur Más con sus “reformas” de “diseny” y, cómo no, D. Mariano Rajoy con su “hacer lo que hay que hacer”,  “no meterse en líos” y “dar tranquilidad a los mercados”
Según pinta el panorama confío en que, entre todos ellos, cuando finalmente nos percatemos de que “arde el cortijo”, terminen por despertarnos de nuestro sopor y, de un modo u otro, no tengan más remedio que empezar a oírnos.
Algo parecido, aunque narrado de otro modo (mejor), es lo que opina Luis García Montero hoy en su columna del diario Público.     
Efectivamente, tal y como me achacan, pienso que tenemos los resultados que nos merecemos (unos más que otros) por nuestra pereza mental, nuestra incultura política, nuestro sectarismo, nuestra falta de autocrítica y, sobre todo, por nuestra firme aunque no declarada voluntad de “mantenella y no enmendalla”.
Sin embargo, tengo la esperanza de que la “cura de burro” que nos van a administrar en breve nos ayude a recapacitar y cambiar de criterio.

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