Yo que, como algunos saben, fui tan
entusiasta del Euro que incluso pagué un par de cafés con “Él” horas antes de
su puesta en circulación física.
Yo que lo vi como un sistema para bajarle los
humos al Dólar (y sus fabricantes)
Bueno, pues me rindo a las evidencias y me sumo a las
consideraciones de algunos de los “agoreros” que, aparte de Paul Krugman, en su día predicaron, con bastante acierto por cierto, sobre
el dislate que era, no tanto la creación de la moneda en sí, como las reglas de
juego que en aquel momento se pactaban.
Uno de aquellos agoreros (profetas, diría yo hoy, a la
vista de los resultados) fue uno de los santos de mi devoción económica D.
Francisco Martín Seco.
Hoy, más de 10 años después del “evento”, se saca la espina
y, sin ánimo de revancha, ni de darnos lecciones, nos recuerda lo que opinó públicamente
hace 15 años en las páginas del diario El Mundo.
Ni Nostradamus, lo hubiera predicho con tanta
exactitud. Ni tampoco con tanta claridad.
Me declaro plenamente convencido de aquellas razones
que entonces minusvaloré. Y dispuesto, si falta hace, a volver a nuestras viejas
pesetas si nos siguen tocando las narices.
Por nuestro propio bien y por nuestra salud económica,
mental y moral.
Recomiendo su lectura. Además de claro, no es muy
largo,
Saludos y buenas noches.
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