5/5/12

Salir del Euro (II)

Tal y como van las cosas parece probable que, más pronto que tarde, Grecia, cuyas elecciones se celebran mañana, va terminar saliendo, o siendo expulsada, del Euro.
Si yo fuera griego (que no lo soy) me marcharía voluntariamente. De hecho me hubiera marchado hace ya más de un año (y pondría en cuestión la legitimidad de la deuda pública).
Mañana, “el Poder” recogerá en Grecia los resultados del desprestigio institucional con el que los últimos gobernantes (y excluyo expresamente a Yorgos Papandreu que me parece una persona decente), empezando por Evángelos Venizelos, siguiendo por Antonis Samaras y terminando por Lucas Papadimos, han venido enlodazando la política griega.
Desde el 8 de diciembre de 2009 (2 meses después de llegar al poder la izquierda), las agencias de calificación, la prensa económica y la señora Mérkel, con la inestimable ayuda del FMI, el BCE, los burócratas europeos y, en el último año, los propios gobernantes griegos, han venido  extorsionando, amargando la existencia y humillando a sus ciudadanos para garantizar los beneficios de la banca extranjera (alemana y francesa fundamentalmente)  e intentar apuntalar la insostenible solvencia del sistema financiero internacional.
Sistema financiero absolutamente parasitario e inútil que funciona como un globo aerostático, que si se le deja de inyectar aire caliente (dinero en el caso del sistema financiero) se desinfla y cae por su propio peso.
Bueno, a lo que iba: se acerca el momento en el que un país va abandonar el Euro y eso lo podemos contemplar desde dos puntos de vista distintos.
Para unos será el castigo por no ser lo suficientemente “serios” administrando el país.
Y estoy completamente de acuerdo en ello. Empezando por no haber metido en la cárcel (previo juicio, por supuesto) en su día a D. Mario Draghi (actual presidente del BCE y cerebro del falseamiento de cuentas previo a la entrada de Grecia en el Euro) y a D.  Evángelos Venicelos (ministro de defensa que, de 2009 a 2011, terminó de arruinar el país con unas escandalosas, desorbitadas e injustificables compras de armamento).
Eso además (aunque no lo principal) del compadreo administrativo y desmadre fiscal con el que “el pueblo” se desenvolvió alegremente, saqueando a su propio Estado como si fuera “de otros”.
Para otros, entre los que me incluyo, sin embargo dicha salida (o expulsión) tendrá otra lectura mucho más esperanzadora y positiva.
Se romperá por fin el tabú del  "TINA" (There is no alternative) con el que pretenden atemorizarnos y callarnos.
La salida de Grecia (y su supervivencia, porque el país no desaparecerá) abrirá un horizonte, posiblemente aceptable aunque no sea apetecible, para países como Portugal, quizá Irlanda y, también, España.
Supongo que la Sra. Mérkel, junto con los burócratas europeos y el resto de trujimanes del FMI el BCE, Standard&Poor’s, Oscar&Mayer y su pastelera madre, no serán tan mostrencos como para darse un tiro en un pié y se acobardarán ante la perspectiva de liquidar la vaca que tan ricamente ordeñan. 

Y dejarán de matarla de hambre.
Esa es mi opinión sobre lo que ocurrirá.
Y mi esperanza es que, con la ayuda de San Francoise Hollande, la junta de Andalucía y la bulla del pueblo griego, una vez los ciudadanos recobremos el sentido común y la vaca sus fuerzas, le tiremos alguna cornada al “Sistema”.
Como dije anteriormente: a mí ya no me basta con que "mi marido ya no me pegue”
Yo quiero el divorcio.
Y que todos gocemos de buena salud para verlo.
 Saludos.

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