7/7/12

Acompañemos a los mineros

Buenos días:
Hace apenas un mes me despaché sobre el asunto de las ayudas a la minería dejando claro que, en mi opinión, eran una “mala práctica” que para lo único que estaban sirviendo era para alimentar los bolsillos de una serie de empresarios mafiosos que utilizan el chantaje de los puestos de trabajo para ordeñar ricamente el erario público (nacional y europeo) sin que se acometa con un mínimo nivel de coherencia ninguna actuación tendente a la regeneración industrial de las cuencas mineras.
Simultáneamente, en el mismo texto, presentaba mis respetos a los mineros y a su historia de lucha, gracias a la cual, (a sus muertos y a sus represaliados) el resto de la sociedad consiguió los derechos laborales y civiles hemos venido ejerciendo hasta ayer mismo.
Por eso no creo que quepan dudas de mi opinión al respecto.
Y desde esa distancia me permito, con perdón de quien esto lea, ejercer una vez más de “agitador” e invitar, a quien lo tenga claro y coincida mínimamente en mis razonamientos, a acudir el próximo martes (a las 10 de la noche) a Moncloa a recibir y acompañar a las columnas de mineros que a esa hora llegarán a nuestra ciudad tras recorrer a pié el camino desde sus pueblos de origen.
Los mineros lo merecen.
Y, con independencia de que una serie de “pájaros” también estén interesados en esta apuesta, nosotros también nos jugamos mucho en el envite.

Salvando las distancias estamos frente a un pulso similar al que en 1984 enfrentó a la minería inglesa con Margaret Thatcher.
Conflicto que se saldó con la derrota de los mineros (y los ciudadanos de a pié) y a favor de los grandes empresarios y momento en el que bien pudiera fecharse el inicio del saqueo que venimos presenciando y tolerando ovejunamente.
Y, por haberlo permitido entonces, actualmente sufrimos un diluvio de supuestas “calamidades”  que no son otra cosa que extorsión pura y dura del mundo financiero y las grandes empresas para  liquidar un sistema político-social que, pese a las fortunas que han acumulado (o, más, bien por haberles permitido “acumularlas”), aún "les sabe a poco".
Es verano.
Hace buen tiempo.
La reivindicación es justa (tan sólo reclaman que se cumpla lo ya pactado).
Llevamos tiempo lamentándonos porque no vemos modo de “plantar cara”
Mucha gente decente y trabajadora se está hundiendo en el desánimo.
Todo ello son razones más que suficientes para recibirles con los brazos abiertos, acompañarles y sumarnos al ¡Basta ya!, antes de que la indignación y la desesperación (y creo que no exagero) salten por otros derroteros y, como decía mi abuela María, acabemos “teniendo trapos qué lavar”.
Allí estaré.
Si topo con algún conocido, con él me tomaré una cerveza. Que también hay que mantener al sector de la hostelería.
Y, efectivamente, como decía un viejo amigo, será vergonzoso si entre todos no forzamos que se abran los polideportivos, los colegios públicos u otras instalaciones, para alojarles y permitirles descansar, comer y lavarse.       

Saludos.

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