21/9/12

Yo también me río de Mahoma, . . .

Y de Jesucristo, y de Buda, y de Siva, y de Yahvé, y de D. Carlos Marx, y del Rey Juan Carlos, y de mi propia sombra.

No tengo nada contra ninguno de ellos(ni siquiera contra mí mismo), pero no estoy dispuesto a que nadie me impida pensar u opinar lo que se me antoje, siempre y cuando no rebase los límites que marcan las leyes del país donde estoy.
Con las religiones me ocurre lo mismo que con los nacionalismos. No les tengo ningún aprecio.
Y sin embargo conozco a varios nacionalistas que son excelentes personas, inteligentes, honestas y amigables.
Incluso cultivo la amistad de un viejo cura católico José Martín Hernández  (que me perdone que le publicite) de quien puedo decir que, si el resto de la humanidad fuéramos tan sólo la cuarta parte de honestos, solidarios, generosos e inconformistas que él, el mundo sería un sitio mucho, mucho, mejor de lo que es.
Por este motivo, me uno a todos los que, desde el respeto a las leyes, reivindican la libertad de pensamiento y expresión.
Y lamento, por mucha “razón de estado” que haya de por medio, la bajada de pantalones del presidente francés Mr. Francois Hollande.
La Libertad no puede tener otros límites que las leyes y el respeto a los demás.
Y cada concesión a la intransigencia y la burricie en este tema es, desde mi punto de vista, inadmisible.
Xabel-Vegas lo expone muy acertadamente.

Saludos.

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