25/5/13

Antes o después caerán


Ni el “hermano Trillo”, ni el tiburón Gallardón (disfrazado hasta ayer de delfín), ni el fiscal  Torres-Dulce (heredero de un juez del Tribunal de Orden Público), ni tampoco los funcionarios serviles del Tribunal de Cuentas, o la Agencia Tributaria que declaran solemnemente que los investigados no han roto un plato en su vida (porque así se lo han asegurado los afectados), ni determinados jueces de “muy peculiar” independencia de criterio, ni siquiera las poderosas “máquinas de niebla” informativa que son muchos periódicos, radios y cadenas de televisión, van a poder tapar tanta corrupción, ni evitar que trascienda el hedor de tanta podredumbre como almacenan los sótanos del poder (Institucional, político y empresarial).

Tanto da que la Agencia Tributaria intente sin pudor alguno afirmar que “ellos no han visto nada” (en las declaraciones oficiales), ni que el Fiscal General del Estado intimide al juez instructor (José castro) advirtiendo que el “terreno de juego” lo marca la Agencia Tributaria, ni que el Consejo General del Poder Judicial quite de las manos los procesos a los jueces sospechosos de posible independencia de criterio.
Nada de eso será suficiente.
Costará; Pero “la cosa” caerá por su propio peso.
El edificio del poder tiene la estructura completamente podrida y, ni los puntales y apeos que todas estas instancias están colocando, ni la retirada de escombros (y basura) que están intentando llevar a cabo por la puerta trasera, ni tampoco la quema de los cadáveres que guardaban en el armario de la corrupción, podrán evitar su desplome.   
Al igual que ocurrió en el criminal episodio de la fábrica textil de Bangladesh han aparecido grietas en la fachada y la estructura que sustenta el edificio del poder va camino del colapso.
El problema que tienen sus actuales inquilinos es que no podrán salir llevándose todo lo que robaron.
Ese es el problema, de ellos.
Y esa es la esperanza de los ciudadanos.
Así sea.
Saludos.

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