No
es la primera vez que hago referencia a este asunto. Ni tampoco será la última.
Vuelvo sobre el tema en estos momentos en los que todo
el entramado de depredadores que están saqueando nuestros servicios públicos, han
concentrando su “artillería” en arruinar el actual sistema público de pensiones
que, hasta el presente, ha funcionado con notable eficiencia y (si no lo
destrozan, como pretenden), no sólo puede sostenerse perfectamente, sino que
puede (y debe) mejorarse y fortalecerse.
El más grave problema de nuestro actual Sistema de
Pensiones Público (SPP) es que es demasiado eficiente y demasiado “goloso”.
Y, por su culpa, pobres hombres como D. Emilio Botín
y otros “emprendedores”, están perdiendo mucho, mucho, dinero. Aproximadamente
4.133.233 Euros diarios (sábados domingos y festivos incluidos), además de
otros “beneficios” aún mayores.
Para que el personal se haga una idea, habría que
aclarar que la Seguridad Social “manejó” el pasado año 2012 aproximadamente el 11,50
del Producto Interior Bruto (PIB 2012 = 1.049.525 Millones de Euros; y presupuesto
de la Seguridad Social 2012 = 120.690 millones de Euros, según datos oficiales).
Y, de dicho presupuesto, pagó a los pensionistas
(ciudadanos que habían cotizado previamente) 111.360 Millones de Euros; y otros
3.166 Millones de Euros a ciudadanos que, por una u otra razón, no habían
cotizado pero tenían derecho a “pensión” (no contributiva).
Pero lo más llamativo del caso es que dichos dineros
se “gestionaron” con un “coste” de tan sólo 411 Millones de Euros; es decir algo
menos de un 0,36 % del volumen de los recursos (las gestoras de fondos de
pensiones privados cobran como “comisión de gestión” entre el 1 y el 2,5%)
Es decir que si los hubiera gestionado la “iniciativa
privada” y suponiendo una comisión media del 1,25%, hubieran ganado 1.508
millones de Euros. Dinero que, Don Emilio Botín y allegados, han dejado de
ganar “por culpa del Estado”.
Esa
es una de las razones fundamentales por las que la banca y las aseguradoras
consideran “insostenibles” los sistemas públicos de pensiones.
Y
otra, que no nos cuentan, pero que es aún más importante para “ellos”, es el
inmenso poder (aún más del que ya tienen) que supondría el que la “tesorería” (el
saldo de la caja de uso diario) de tan ingente volumen de dinero quedara
sometido a sus criterios de “inversión” en lugar de estar depositado en deuda
pública.
Por
eso recomiendo que nos informemos lo mejor que podamos sobre este complejo
asunto en el que nos jugamos (al igual que con la sanidad, la educación, el
agua y la energía) nuestro futuro como ciudadanos (medianamente) libres, o como
siervos de un sistema económico en el que terminaremos siendo poco más que los “epsilones”
de “Un mundo feliz” (Aldous Huxley,
1932)
Para
que quien tenga interés pueda valorar dos opiniones contrapuestas, dejo estos
dos enlaces:
El
primero es, a mi juicio, una “máquina de niebla" destinada en estos días a reforzar nuestro
convencimiento de que la Seguridad Social quebrará si no renunciamos voluntariamente
a rebajar la pensiones y aumentar la edad de jubilación.
Esta
“publicidad” (porque otro nombre no tiene) es tan burda que no merece mayor
comentario.
Si
acaso y como “curiosidad” me permito adjuntar uno de los cuadros comparativos
que ofrece “Inverco” (Asociación
de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones) con la aclaración de que las tres filas inferiores son un
añadido de mi propia cosecha, porque a los señores de Inverco se les
había “olvidado” incluirlos, pese a que resultan bastante esclarecedores de la
rentabilidad “real” (descontada la inflación)
(Y habría mucho que comentar sobre el engaño de la supuesta rentabilidad del 12,98 % de 1 año)
A eso debiera añadirse el
hecho de que el Fondo de reserva de la Seguridad Social (Hucha de las
pensiones, creada en 1995) ha tenido en esos 18 años una rentabilidad media del
4,14 %.
El
segundo enlace es, a mi juicio, bastante menos sesgado y más informativo. Y su
lectura (y la de algunos de sus enlaces) debiera ser condición necesaria para
poder opinar con un mínimo conocimiento sobre el asunto si uno no quiere terminar
haciéndole la publicidad “gratis” a
quien le está robando.
Y
para finalizar (para quienes no piensan
pinchar ningún enlace pero han llegado hasta aquí leyendo) transcribo literalmente
el último párrafo del informe de D. Pablo Fernández López, persona a mi juicio
poco sospechosa de complacencias “estatalistas” o “nacionalizadoras” (Profesor de
“Dirección Financiera del IESE) que, sin embargo, parece no tener reparo a la
hora de decir y escribir lo que realmente piensa.
9. Conclusiones
Cuando un inversor entrega su dinero a una gestora de fondos
para que se lo gestione, espera que obtenga una rentabilidad superior a la que
puede obtener él sin conocimientos especiales. Y, por ello, está dispuesto a
pagar una comisión anual superior al 2% en muchos casos.
Sin embargo, los datos indican que pocos gestores se merecen las
comisiones que cobran.
El resultado global de los fondos no justifica en absoluto la
discriminación fiscal a favor de los mismos. En todo caso, el Estado podría
“animar” a invertir en algunos (pocos) fondos de inversión, pero no
indiscriminadamente en cualquier fondo de pensiones. En varios casos los
inversores en fondos de pensiones perdieron la desgravación fiscal que les
regaló el Estado para inducirles a invertir en dichos fondos en menos de 5 años
(vía comisiones e ineficiencias en inversión y gestión). El Estado puede tener
alguna responsabilidad en las pérdidas que siguen sufriendo muchos
contribuyentes pasados esos 5 años. (Pablo
Fernández, Rentabilidad de los Fondos de Pensiones en España. 2002-2012)
Saludos.
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