29/8/13

Unos y otros



Creo que siempre he sido contrario a esquematizar y eliminar los medios tonos.
De hecho, se me reprocha el ser excesivamente equidistante, indulgente y bien pensado con respecto a muchas gentes y conductas.
Sin embargo, en esta última semana, ando un tanto soliviantado comprobando como muchas personas indudablemente honestas están nadando y guardando la ropa para que nadie les pueda acusar de ser cómplices del Sr. Bachar al Asad.
Y sin embargo, ni son ciegas, ni tampoco carecen de unas mínimas entendederas.
Simplemente no quieren que les ubiquen políticamente porque pretenden darnos a entender que están de vuelta y que a ellos nadie les “utiliza”.
Y así, mientras hora tras hora se va fraguando una nueva agresión por parte de una supuesta “comunidad internacional” (formada por diez países directamente interesados en el “negocio”), estas personas -tan estrictas a la hora de exigir pruebas de pedigrí democrático a Bolivia, Cuba, Ecuador o Venezuela- dan por sentadas las afirmaciones de Francia, Inglaterra, EEUU, Israel, Jordania, Arabia Saudí y Qatar sobre la autoría del ataque con gas neurotóxico en los alrededores de Damasco.
Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerán lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas (M. Luther King).

Pero, entonces, para muchos infelices, será demasiado tarde.
Por eso invito a leer un par de artículos de dos solventes periodistas que, en lugar de sumarse acríticamente al aplauso de esta próxima agresión, razonan sus opiniones, o exponen su perplejidad.
Y, de paso, y a eso me refería en el título, es conveniente que tomemos nota de la postura oficial de los distintos partidos políticos, para que podamos valorar las diferencias entre “unos” y “otros”. 
Me limito al “careo” de los dos (supuestamente “de izquierdas”) que se han pronunciado. Porque lo cierto es que se echa en falta la opinión de algún otro. (Aunque eso es en cierto modo otra forma de “pronunciarse”)
Yo, aún a riesgo de equivocarme, lo tengo meridianamente claro:
¡NO a la agresión!
Saludos.   

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