Soy
consciente del riesgo de que, por tanto insistir en lo mismo, puedo terminar
quedándome sin “auditorio”; O, mejor dicho, sin “oyentes”, ya que el auditorio
son las direcciones de correo y la página (prestada) en la que publico estas
reflexiones.
Quizá,
como digo, corro el riesgo de dirigirme a un auditorio con las sillas vacías. Pero
no por ello voy a renunciar a intentar convencer -a quien se deje- de la
importancia de estas elecciones europeas del próximo 25 de mayo (si no cambian
las fechas).
Aunque
ya se van materializando algunos movimientos, aún no hemos entrado en la fase
campaña electoral que, como hemos aprendido con el tiempo, consta de dos fases:
Una, la campaña electoral “oficial” que
durará, supongo, 15 días y otra, la campaña “real” que, bajo diferentes nombres
y pretextos, comenzará a partir del próximo mes de enero.
Por
esta razón y hasta no disponer de datos más concretos, me voy a limitar a
intentar explicar cuántas desgracias legislativas nos podríamos haber ahorrado
si, en lugar de “mayordomos del poder”, hubiéramos situado en dicho parlamento (con
nuestro voto) a personas que, además de capacitadas, fueran “decentes”,
política y moralmente hablando.
Advierto
para los puristas que, como de costumbre, disparo “al bulto” ya que mis
conocimientos de la política comunitaria (y de otras muchas cosas) son más bien
escasos y por ello no puedo afinar demasiado el tiro, ni seleccionar la
munición adecuada.
En
todo caso si mis disparos sirven para levantar alguna duda, o alguna sorpresa,
daré mi tiempo por bien empleado.
Me
limito a señalar tan sólo 4 “cosas” que hubiéramos podido evitar si más del 80%
de los parlamentarios europeos no actuaran (o se comportaran, a la hora del voto)
como si fueran “de derecha pura y dura”:
1
“El tratado de
Amsterdam” (1999) Donde se ratifican los poderes del BCE independiente de
todo control político.
2
La
infausta (y afortunadamente abortada) Constitución Europea. “Tratado
por el que se establece una Constitución para Europa” (2004)
3
“El tratado de Lisboa”
(2007) que fue la puerta falsa por la que nos colaron una parte de la (falsa)
Constitución que previamente no pudieron aprobar por la oposición de Francia y
Holanda.
4
“Tratado de Estabilidad,
Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria” (2012) También
llamado “Pacto fiscal” que remachó la vergonzosa modificación del artículo 135
de nuestra Constitución.
Estos
cuatro engendros legislativos tal vez no hubieran sido posibles si la
correlación de fuerzas en el Parlamento Europeo no hubiera sido tan
abrumadoramente conservadora.
Y
para ilustrar lo que afirmo dejo aquí un par de cuadros de mi propia cosecha, (elaborados
a partir de datos oficiales del propio Parlamento Europeo) que resumen la
composición ideológica (teórica) de cada una de las cámaras que han gobernado
en las últimas (y únicas) 7 legislaturas.
Debo
advertir que, dada la proliferación, aparición (y desaparición) de grupos y
coaliciones y los cambios de nombres de algunos de los que se han mantenido,
los he agrupado a mi libre albedrío tal y como dios (que no existe) me ha dado
a entender.
No puedo garantizar la
exactitud ni la pertinencia de dichos maridajes, pero estoy convencido de que,
a los efectos que pretendo, resultan razonablemente acertados.
Este cuadro nos da idea de cómo, aunque “las
derechas” en sus distintas adscripciones han sido siempre mayoritarias en el
Parlamento Europeo, en ningún momento han alcanzado los 2/3 de los escaños.
Sobre
todo si tenemos en cuenta que dentro de ese grupo están incluidos, aparte de
los diputados ultraderechistas y xenófobos, los Euroescépticos y algún “verso
suelto” como es el caso en esta última legislatura del único Eurodiputado de UPyD,
D. Francisco Sosa Wagner.
Sin
conocerme a fondo (ni en superficie) los reglamentos, estoy convencido de que
muchas de las tropelías que ese parlamento ha aprobado (o consentido que otros
aprueben) no se habrían llevado a efecto si ese 37,23 % (48.65% en 1989) de eurodiputados teóricamente
de izquierdas hubieran votado en contra.
Sin
embargo la triste realidad es que, históricamente, los diputados del Partido
Socialista Europeo (Socialistas y Socialdemócratas) han votado conjunta y
disciplinadamente con “las derechas” en casi todos los temas cruciales que han
permitido la creación de unos poderes supranacionales (BCE, Tratado de
Maastrich, Tratado de Lisboa, Pacto de Estabilidad, Troika, . . .) que no
rinden cuentas ni al propio parlamento europeo ni, mucho menos, a los gobiernos
de los países que lo integran.
Ello sólo ha sido posible
gracias a la connivencia del PSE con cuyos votos la composición real del
Parlamento Europeo se trastoca en un 88% de “adoradores de libre mercado”
frente a apenas un 13% de parlamentarios que, pese a reclamarse “de izquierdas”,
son poco más que unos socialdemócratas algo radicales (de los de hace algunos
años).
Por
este motivo, y aunque sé que causaré molestia a muchos amigos míos, es por lo
que invito a reflexionar sobre la necesidad de NO Votar a ninguno de los dos
grandes partidos y hacerlo por cualquiera (según sean las preferencias
ideológicas) de los pequeños.
La
política europea (de la española ya hablaremos) no se regenerará si no barremos
a escobazos electorales a los mayordomos del sistema financiero y
gran-empresarial que en estos momentos están vendiendo nuestros derechos, nuestras
ilusiones y nuestro futuro a los inmensamente ricos.
Y
lo hacen con la seguridad de que mañana tendrán un sillón vitalicio en algún
confortable consejo de administración, además de una cuenta corriente bien
nutrida y el halago intelectual de los muchos inventos mediáticos que maneja el
poder del dinero.
Quiero
finalmente insistir, una vez más, en que en estas elecciones conseguir un
diputado le cuesta prácticamente el mismo número de votos a los partidos
grandes que a los pequeños:
Jaime Mayor Oreja (PP) 290.100
votos
Juan Fernando López Aguilar (PSOE) 292.466
votos
Willy Meyer (IU) 294.124
votos
Aunque, ciertamente, a los muy pequeños les
cuesta algo más:
Ramón Tremosa (Coalición por Europa) 404.123
votos
Oriol Junqueras (Europa de los Pueblos-Los verdes) 394.938
votos
Francisco Sosa Wagner (UPyD) 451.866
votos
Dicho
queda: Y que cada quien se haga su propia composición de lugar.
Saludos.
Recopilatorio
Elecciones Europeas:
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