26/12/13

Los vampiros de la sanidad nos quieren chupar la sangre


Coincido con Dª Luisa Lores Agüin (a quien no conozco) en que “Realizar cualquier crítica a la gestión de la donación y del uso de la sangre humana conlleva gran responsabilidad, ya que la sangre es un bien imprescindible y gracias a su donación altruista muchas personas logran recuperar su salud y salvar su vida”.
Y por otro lado el símbolo de la cruz roja (fundada en Ginebra en 1863) me sigue imponiendo -aún- un cierto respeto y merece, por su pasado y por la memoria de sus fundadores y todas las personas de bien que colaboraron y colaboran con “ella”, poner mucho cuidado antes de denigrar alguna de sus actuaciones.
Dicho esto y tras meditarlo durante unos días, me decido a proponer que, a partir de ahora, nos neguemos a donar sangre en los autobuses de Cruz Roja.

La razón es simplemente que Cruz Roja Española se acaba de convertir en instrumento (y cómplice) de una nueva puñalada a la sanidad pública.
La consejería, aprovechando el respeto que infunde ese viejo emblema y nuestra ignorancia (y previsible desinterés por salir de ella) acaba de abrir la puerta a la mercantilización de la donación de sangre en nuestro país, que hasta el presente y por lo que he podido leer, era uno de los escasos reductos del “libre mercado mundial”  donde la sangre que un ser humano donaba altruistamente la recibía otro ser humano sin tener que “pagarla”
A partir de ahora, la sangre que usted o yo donemos a través de Cruz Roja, será “vendida” al sistema sanitario público por Cruz Roja al módico precio de 167,50 Euros por litro. (67,00 Euros por cada bolsa de 400 c.c.)
No voy a ser tan simple como para afirmar que anteriormente la “recolección” a través de esos mismos autobuses propiedad de la Consejería, que hoy el Sr. Lasquetty le regala hoy a Cruz Roja, no costaba nada.
Evidentemente el mantenimiento del “Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid” con sus aproximadamente 220 trabajadores, sus 7 autobuses, 5 furgonetas y el propio edificio donde se ubica el laboratorio tiene un coste (exactamente 26.416.806 Euros/año, según los Presupuestos de 2013).
Pero en ese presupuesto, además de los costes de las “extracciones” están incluidos los del “procesamiento” y envío “gratuito” de dicha sangre a los hospitales de la red pública (200.000 uds/año), los de los 345.000 análisis que se realizan a los donantes y el coste de las campañas de divulgación y concienciación que nos convierten en una de las comunidades más eficientes y autosuficientes en esta materia.
No voy a extenderme más porque el artículo en cuestión es mucho más informativo y más riguroso.

Me limito a opinar lo siguiente:
1      Esta “concesión” (pagada) a Cruz Roja del derecho exclusivo a recoger la sangre de los donantes en los autobuses es un primer paso para camuflar la mercantilización de una actividad –la donación- realizada hasta el momento de manera altruista por los ciudadanos.
2      Sintiéndolo mucho y con todos mis respetos hacia los voluntarios y personas “de bien” que colaboran desinteresadamente (y eficazmente) con Cruz Roja, pienso que esta institución lleva camino de, cómo le ocurrió a la ONCE (Organización Nacional de Ciegos), convertirse en una herramienta más de la privatización de los servicios públicos aprovechando “la careta” de su historia humanitaria.

3      El actual presidente (banquero imputado en la turbia gestión de Bankia) no es precisamente Jean Henry Dunant (fundador de Cruz Roja) sino más bien uno de esos “encargados” (a veces sicarios) que el mundo financiero y gran empresarial utilizan para disfrazar de “respetables” sus saqueos.

4      Por esta razón invito a quien comparta este análisis a no donar sangre en los autobuses que el Sr. Consejero le ha regalado a Cruz Roja.

5      Invito a todos los que ya eran donantes -y a los que aún no lo son- a intensificar sus donaciones en los centros públicos y, de paso, comentar este asunto con el personal del servicio que les atiendan.

Saludos.

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