25/4/14

Elecciones Europeas (XI). Faltan 30 (escasos) días



Estamos a 29 días de la jornada en la que tenemos que decidir “qué hacer con nuestro voto”.

La primera disyuntiva es obvia: “Votar”, o “No Votar”.
Un servidor, aunque considera que cualquier decisión en ese sentido es perfectamente respetable y argumentable, ha sido siempre de la opinión de acudir a votar en todas y cada una de las elecciones que, desde el 15 de junio de 1977, se han convocado.
Y quiero dejar claro que jamás -ni siquiera en aquellas- me hice demasiadas ilusiones sobre los resultados esperables.
Fui a votar simplemente para darme el gusto de ejercer ese derecho que me había estado vedado.

Fui a votar para hacer saber a mis vecinos que, aunque muy probablemente mi elección no coincidía con la suya, entendía que la forma de organizarnos civilmente era respetar esas reglas de juego.
Fui a votar porque, aunque  ya sabía que nada es perfecto, confiaba en que aquellos a quienes entregaba mi voto me representarían con dignidad e intentarían promover la política con la que me identificaba.
Fui a votar, en esa y en todas las demás ocasiones porque no quería que mi ausencia favoreciera a quienes más detesto por inmorales, chaqueteros, o marrulleros.
E iré a votar el próximo domingo 25 de mayo porque, aunque una gran parte de la clase política que nos administra es impresentable y corrupta, no quiero dejarles libre el campo parlamentario sin intentar que, al menos, tengan en frente a alguien que haga oír mi voz.
Y lo hago sabiendo que el Parlamento Europeo que elegiremos es -de momento-  algo así como un balneario al que acuden los señoritos de buena familia a negociar los intereses de sus padres y padrinos mientras los ciudadanos les pagamos el alojamiento y la pensión completa y son una minoría los parlamentarios que trabajan al servicio de sus ciudadanos.
Si alguien ha leído hasta aquí, mucho me temo que le habré desanimado de ir a votar, si es que ya no lo estaba.
Pero la realidad es que el poder de este entramado de intereses que nos asfixia y extorsiona se lo hemos dado los ciudadanos con nuestra inhibición de las cuestiones públicas.
Mientras veíamos el modo de tener un coche o un piso más grande que el del vecino.
Mientras lo único que nos importaba era nuestro convenio colectivo.
Y, si era posible, ascender profesionalmente, aunque fuera pisando la cabeza de nuestro compañero.
Y, en la medida de lo posible,  escaquearle unos dinerillos a hacienda.
Y, deleitarnos con los rebuznos del sistema cuando arremetía contra los funcionarios, los maestros, los servicios y las empresas públicas. “Porque eran un nido de vagos y enchufados” y además nosotros “íbamos por lo privado”.
Mientras nos comportábamos tan necia, insolidaria e irresponsablemente, los “capitalistas” (que etimológicamente -y en la práctica- son las personas que pueden vivir simplemente de las “rentas” obtenidas del trabajo ajeno) se adueñaron de las instituciones, compraron (con dinero o con halagos) las voluntades de políticos e intelectuales y -al principio a base de trampas (jurídicas y democráticas) y ahora a base de amenazas y extorsión- se están dedicando a liquidar no sólo el patrimonio y los servicios públicos, sino también los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos.
Por esa razón, y porque soy tengo clara mi incapacidad para echarles en este mismo instante, es por lo que iré a votar para evitar que sigan consolidando su poder.
Aunque realmente soy consciente de que lo más importante es comportarme a diario de la manera que más les duele y les daña que es despreciando sus señuelos, exigiendo mis derechos e intentando comportarme “decentemente”.

Una cosa no quita la otra.
Y por eso iré a votar para intentar evitar (si es posible) el que la cosa termine “a palos”.
Porque, como ya he comentado en alguna ocasión, en ese trance, el mayor daño lo terminan sufriendo los de abajo.
A día de hoy sabemos que hay 41 candidaturas presentadas; Pero, según la Junta Electoral Central, 20 de ellas presentan defectos y no será hasta el próximo lunes cuando sepamos cuántas son las admitidas.
En 2009 fueron un total de 35.  
Saludos.                
Recopilatorio Elecciones Europeas:

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