15/11/14

Reestructurar la deuda “desde abajo”



Lo primero que tengo que aclarar es que el título no es mío sino que lo transcribo literalmente del artículo de D. Antonio Baños en “lamarea” (Nº 21, noviembre 2014)
La razón de ello es que dicho enunciado acota perfectamente el punto de partida para el debate sobre la “reestructuración de la deuda”, cuestión sobre la que muchos opinamos y pontificamos en muchas ocasiones sin mayor “conocimiento de causa”.
Y el asunto es muy grave; Porque, al margen de las acusaciones (interesadas y bien pagadas) de demagogia con las que se pretende desprestigiar dicha cuestión, la cruda y triste  realidad es que, tanto “la deuda pública”  como una buena parte de la privada, son a todas luces “impagables”
Y por lo tanto, más pronto que tarde, así habrá que reconocerlo oficialmente por mucho que los gobiernos y las instituciones supranacionales no quieran hablar de momento de ello.
El quid de la cuestión es: Si dicho impago nos lo convierten en un “pago aplazado” a perpetuidad (junto con sus correspondientes intereses), como han hecho hasta el momento transformando la deuda de los bancos y las grandes empresas en “deuda pública”),  o finalmente los ciudadanos podemos forzar a nuestros gobiernos a deslindar el importe “ilegítimo” de dicha deuda para  “repudiarlo” y, a continuación, reestructurar los plazos y tipos de interés de la parte “legítima”
Existen seguramente diversas fórmulas para llegar a ese objetivo y no voy a meterme en hablar de lo que no entiendo. 
Pero me parece enormemente importante el que los ciudadanos conozcamos los entresijos de este asunto para poder opinar con un cierto rigor y evitar decir sandeces.  Y que, por ello, nos tapen la boca (con razón)
Como no he podido encontrar mejor manera de hacerlo, he copiado “en formato imagen” el artículo que mencionaba al principio y que, dejando de lado su componente publicitario (a favor de “Podemos”) aporta algunas ideas sobre cómo puede abordarse dicho proceso y qué trampas deben evitarse.
También incide, y esto es muy importante, en la necesidad de que se trate de un empeño “colectivo” (de varios países europeos) y de que, para sacarlo adelante, hay que cuestionar todo el entramado normativo que se desarrolla alrededor del Banco Central Europeo, empezando por sus propios estatutos.
O eso (intentarlo desde dentro con la ayuda de los socialistas y los verdes europeos); O no habrá más remedio que ir haciendo las maletas; Porque ya hemos llegado al punto de “mejor solos, que mal acompañados”  


Finalmente, aprovecho la ocasión para reiterar mi convencimiento de que “lamarea” (que se edita mensualmente “en papel”) es, al margen de sus preferencias políticas,  una excelente fuente de información y análisis sobre la vida política, social y económica.
Y, como ocurre con las cosas bien hechas, o los buenos vinos, el paso del tiempo no afecta especialmente a la mayoría de sus textos.   
Saludos. 



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